jueves, 31 de julio de 2008

Wu Tsao, poeta china




Allá en la China imperial, a principios del siglo XIX nació Wu Tsao. Aunque han trascendido pocos detalles acerca de su vida, se dice que fue hija de una comerciante y se casó con un hombre del mismo oficio. Ella, sin embargo, prefería la cercanía femenina, bien fuera como amigas o como amantes.
Escribió poemas eróticos dedicados a mujeres, cosa que a nuestra ignorante mirada occidental pudiera parecer un atrevimiento mayúsculo. Sin embargo, datos históricos hacen suponer que en la antigua China hubo una cierta tolerancia a las relaciones lésbicas. En su ensayo Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. Los gays en Europa Occidental desde el comienzo de la era cristiana hasta el siglo XIV (Barcelona, Mushnik, 1992), John Boswell da cuenta de que Ying Shao, prefecto de Taishan hacia el año 190, afirmó que se conocía como dui shi el acto que “relaciona a dos mujeres entre sí como marido y mujer”. Según Fang Fu Ruan, en su Sex in China: Studies in Sexology Chinese Culture, se usaba la palabra mojinzi, que puede traducirse como “espejos frotándose”, para referirse a las prácticas tríbadas.
Cuentan estos estudiosos que en la mismísima corte imperial se realizaban casamientos grupales de lesbianas y que existían en Shunte, Fanyu y Sajiao, una especie de clubes exclusivos para mujeres denominados Asociaciones de la Orquídea Dorada, que sobrevivieron hasta el siglo pasado, al amparo de los cuales muchas de sus integrantes vivieron en pareja. Otras se casaban con hombres, pero mantenían amores lésbianos después del matrimonio. Estas mujeres podían adoptar niñas y otorgarles herencia. De modo que la existencia y aceptación de la poesía lésbica no constituye, entonces, un hecho asombroso.
Dicen que, ya en su madurez, Wu Tsao se convirtió en sacerdotisa taoísta. En la actualidad, es considerada una de las más importantes poetas chinas de todos los tiempos y ha recibido múltiples tributos póstumos. Porque un poeta no muere mientras viven sus versos, mientras siguen leyéndose y reinterpretándose sus cantos. Una de esas ofrendas, hecha más de una centuria después y desde el otro lado del mundo, es este hermoso texto de la excelente poeta argentina Diana Bellesi, perteneciente al cuaderno Tributo del mudo, incluido en The twins, the dream. Two voices, en coautoría con Úrsula K. Le Guin (Houston, Arte Público Press, 1996):


A WU TSAO

I

Húmeda y fresca la noche.
Un suave viento del este
trae y disipa bancos de niebla.
Sueño que veo tu rostro
frente a las lámparas.
Me sonríe tras el leve maquillaje,
mientras tu mano reposa en mi mano.
Amiga mía,
millones de años a través de los cuales el Universo
asciende y declina,
y vos allí,
en tu vestido transparente de seda
viendo caer
las flores de ciruelo sobre la hierba.


II

Beben el vino
y se recitan una a otra sus poemas.
Si supieran aquellos versos de Safo,
los dirían,
mientras se pintan una a otra las cejas
y extensas nieblas cubren el río:
-Qué pequeños,
qué hermosos los pies.


(Tomado de Cyber Humanitatis)



Les comparto, a continuación, una muestra de la lírica de Wu Tsao.




PARA LA CORTESANA CHI´NG LIN

Sobre tu esbelto cuerpo
Repiquetean los adornos de jade y de coral de tu cinturón
Como una compañía celestial que viene
del verde Paraíso Celestial de Jade.
Una sonrisa tuya cuando nos encontramos
Y yo me vuelvo muda y olvido las palabras
Tantas horas has recogido flores y
Te has inclinado sobre los bambúes
Tus verdes envolturas
Crecían verdes en el abandonado valle
Puedo imaginarte una joven sola
abrigando secretos pensamientos.
Tú brillas intensamente como una lámpara perfumada
Entre las sombras circundantes.
Jugamos juegos del vino
Y una a la otra nos recitamos poemas
Entonces cantaste "El que recuerda el sur del río"
Con esos versos que rompen el corazón.
Luego una a la otra nos pintamos hermosas cejas.
Quiero poseerte por completo
Tu cuerpo de jade
Y tu corazón prometido
Es primavera
Vastas brumas cubren los Cinco Lagos
Mi querida, déjame comprar un bote rojo
Y llevarte lejos



He cerrado las dobles puertas
¿En qué esquina de los cielos
Se encontrará ella?

Una flauta horizontal
Tras las paredes rojas
Como una suave brisa

Se mueven los sauces sedosos
En el demorado resplandor del ocaso

En su descanso las aves parecen ignorar mi melancolía
Una vez más abandono lánguidamente la cama
Luego de haber encendido un incienso
Vago por la enjoyada escalera
Lamento los años perdidos
Enferma, temerosa del frío, temerosa del calor
En tanto los hermosos días se iban yendo

Repentinamente me hallo frente al Banquete de los Muertos de Otoño
Constantemente perturbada por el tiempo cambiante
Pierdo la huella de la luz flotante
Que nos lleva a lo lejos

¿Quién removió los puentes vibrantes
de mi encarcelado salterio?

Me doy cuenta que de las veinticinco cuerdas
Veintiuna ya se han ido




Llueve amargamente en mi jardín
En este declinante otoño.
Yo sólo tengo vagos sentimientos poéticos
Que no logro reunir
Se disipan por entre las oscuras nubes
Y las hojas rojas
Después del amarillento ocaso
La fría luna se despierta
Entre la niebla melancólica
No descolgaré las persianas de bambú
De su gancho de plata.
Esta noche mis sueños seguirán al viento
Soportando el frío,
Hacia la torre de jade de tu hermoso cuerpo

jueves, 3 de julio de 2008

Rosamaría Roffiel

Foto: Rotmi Enciso


Si bien Juana Inés de la Cruz fue la pionera de la lírica de tono lésbico en la entonces América hispana, Rosamaría Roffiel lo es, sin duda, de la más reciente literatura mexicana. Veracruzana radicada en el DF, publicó en 1989 la primera novela abiertamente lésbica de la literatura mexicana: Amora. Es autora también del libro de cuentos El para siempre dura una noche y del poemario Corramos libres ahora (1986).
Ver leer en vivo a Rosamaría es inolvidable. Nerviosa, le da por hablar. Así como en la foto, enarbola el libro, se quita y se pone los lentes, juguetea con ellos mientras cuenta en detalles, con vocecita aparentemente ingenua pero con destellos de picardía, las experiencias que inspiraron cada poema. Así conocemos a aquellas mujeres que merecieron, a veces bastante inmerecidamente, el lujo de poblar sus letras y sus deseos, y luego las redescubrimos en cada verso, en cada sentimiento poetizado.
De Corramos libres ahora escojo para ustedes algunos poemas, con el gusto de compartir textos que he tenido el privilegio de escucharle a esa mujer especial y admirable que es Rosamaría Roffiel. Y es que no hay cómo no querer a La Ruffi. Escúchenla ustedes ahora desde su corazón.


LA SUAVE DANZA

Nos besamos
por el puro
absoluto
placer de besarnos
listones de lenguas
dientes como peces alados
festín de salivas
giros
valses
pájaros

tu boca ranura
cereza
grosella
mi lengua gaviota
cometa
sirena
se encuentran
se tocan
se enredan

marineras de un viaje
sin ida ni vuelta

tu boca es el mar
mi lengua, un barco de vela.



TUS SABORES

Para Julia


Tu sexo me sabe a naranja
a campo
a miel

Me sabe a volcán que se alza
a leyenda
a raíz que se prende a su ser
a puño cerrado
a patria
a ti

Tu sexo me sabe a mujer.



ALGUNA QUE OTRA VEZ

Hasta mi noche llegas
y te recuerdo fiera
celosa en mi caverna

y te recuerdo sirena
nadando entre mis pechos

y te recuerdo tierna
como paloma, tierna

y te recuerdo fuego
encendida de deseo

y te recuerdo plena,
antes del miedo



CÁNTICO

Me gustan las mujeres esdrújulas
sin brújula
sin mítica
con tónica

las que aman con las vísceras
las células
las glándulas

las rítmicas
intrépidas
impúdicas

las pérfidas
ingrávidas
poéticas
las mágicas
las lésbicas
lunáticas

Me gustas tú, Andrómeda,
erótica
magnífica
política
MUJÉRICA


No hay como escuchar un poema en la voz y el ritmo de su propio autor. En este video de Rotmi Enciso pueden oír a Rosamaría leyendo ”Gioconda” como parte de la mesa de poesía lésbica que tuve el placer de organizar en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el pasado 28 de febrero de 2008.